El desplazamiento masivo de personas es un fenómeno contemporáneo a nivel mundial que nos lleva a poner la mirada en las ciudades, según la Nueva Agenda Urbana, entendidas como espacios que concentran las oportunidades de desarrollo, en tanto que aglomeran una serie de servicios como el acceso a empleo, la educación, la salud, transporte, entre otros; pero ¿todos accedemos de forma equitativa a estos beneficios que idealmente ofrecerían las urbes?  

De acuerdo con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, actualmente el 55% de las personas del mundo vive en ciudades y para el 2050 la cifra aumentaría al 68%, por lo cual el desarrollo sostenible dependerá de cómo se gestione el crecimiento en los territorios urbanos. Por ello, mujeres lideresas de las cuatro Limas se están organizando para lograr una ciudad capital pensada también para y por nosotras, a través del proyecto “Ciudad Mujer”.

El proyecto “Ciudad Mujer”, impulsado por el Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (Desco) y con el acompañamiento técnico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tiene el objetivo coadyuvar a que la planificación de la capital peruana tome en cuenta las diferentes necesidades de hombres y mujeres. Para lograrlo, lideresas de las cuatro Limas —norte, sur, este y centro— elaborarán una Agenda Política de la Mujer que tendrá como base el modelo en Lima Sur, trabajado desde el 2000 en un proceso participativo y reconocido como una buena práctica.

El proyecto inició este año 2020 con más de 300 mujeres, donde estarán las lideresas organizadas, pero también grupos doblemente excluidos, cuyas voces no son escuchadas, como trabajadoras del hogar, afroperuanas o mujeres con discapacidad; es decir, las mujeres en su diversidad, cada una con sus demandas, que deberán concertar en una sola lista de necesidades prioritarias para que sean incluidas en el Plan Maestro 2040 para la ciudad de Lima, lo cual convierte a este proyecto en un reto.

Para la presidenta de Desco, Molvina Zevallos, “esta agenda será un instrumento de incidencia para que las mujeres puedan negociar con diversos actores, del Estado y de la sociedad civil, en relación con sus derechos y desde un enfoque territorial. Este proyecto contempla la concertación de múltiples actores. No son procesos fáciles, pero sin concertación o procesos multiactor no avanzamos de manera sostenida.”

“Nos dimos cuenta de que muchas lideresas ya habían trabajado en red, entonces vimos que había condiciones, ahí fue que tocamos las puertas de diversos aliados y socios, como el PNUD, para escalar el modelo. Un modelo que se basa en el derecho a la ciudad, como la capacidad de recuperar la ciudad, transformarla y gestionarla, considerando las brechas de género”, precisó Ramiro García, miembro del Programa Urbano de Desco.

Es importante destacar que pensar las ciudades desde el enfoque de género no involucra solo el diseño arquitectónico, sino también el acceso efectivo a servicios que idealmente deberían brindar las ciudades a nivel de transporte, educación, salud, espacios de esparcimiento, espacios de cuidado, entre otros; diseñadas desde las realidades y necesidades de las mujeres.

Por ejemplo, son las mujeres, en su mayoría, las que se encargan sin remuneración del cuidado en la familia. Esto limita sus posibilidades de desarrollo, pues ese tiempo no lo pueden invertir en trabajos remunerados. En ese sentido, pensar en servicios de cuidado en las ciudades podría ayudar a reducir la brecha laboral entre hombres y mujeres. Sobre este tema, la economista y filósofa feministra Ingrid Robeyns explica que “algunas madres sufren de ansiedad ante la necesidad de cumplir y balancear las tareas domésticas y laborales, lo cual se agrava en el contexto de las grandes ciudades.”

Esto se relaciona también con pensar en los nuevos modelos de familia en la ciudad, como la familia monoparental. Tal como señala un estudio de ONU Mujeres, “la inmensa mayoría de las familias monoparentales (que suponen un 8 % del total de los hogares) están encabezadas por mujeres, quienes se enfrentan a la necesidad de conciliar el trabajo remunerado, la crianza de sus hijas e hijos y el trabajo doméstico no remunerado.”

Otro aspecto importante es la seguridad ciudadana que, de acuerdo a la Red Mujer y Hábitat en América Latina, no debe dejar de lado el ámbito doméstico donde las principales víctimas son las mujeres. Además, si bien en el espacio público los hombres representan el mayor porcentaje de víctimas, las mujeres experimentan una mayor sensación de inseguridad, lo que limita su desarrollo y nos lleva a repensar en servicios como el transporte o los de atención ante casos de violencia contra la mujer. Sobre este último punto, el PNUD brindó apoyo técnico para que las más de 300 mujeres del proyecto identifiquen los servicios de atención para casos de violencia basada en género, existentes en sus localidades.

Estos y más temas como educación, salud, espacios públicos, entre otros, vinculados con la disparidad de oportunidades en la ciudad debido a la brecha de género, se contemplarán en la Agenda Política de las Mujeres de Lima Metropolitana que se elaborará a raíz del proyecto “Ciudad Mujer”, un espacio donde se apoyan y confluyen diversas instituciones comprometidas con la igualdad, donde las lideresas discutirán, evaluarán y concertarán en torno a las demandas que las mujeres propondrán para que sean incorporadas en el Plan Maestro al 2040 que viene trabajando la Municipalidad para la ciudad de Lima.